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Nací una estruendosa noche de noviembre, según mi madre. Tal vez por eso fui un niño feliz: aquella noche no había luna, tronaba, pero ella me enseñó a amar cualquier cosa que formara parte de nuestra existencia.

martes, 25 de noviembre de 2008

¿Quién fue?

Tropecé con un cuchillo. Alguien lo dejó en el suelo. Estaba oxidado y se hundió en la suela de mi zapato. ¿Por qué lo pusiste en mi camino? ¿Fue él o fuiste TÚ?

12 comentarios:

Júbilo Matinal dijo...

En este, como en cualquier otro problema, hay un buen método de razonamiento, que es la reducción al absurdo. Hagámoslo, es decir, vayamos a un caso extremo:

Decido suicidarme. Consigo una pistola y me disparo un tiro en la sien. No cabe aquí duda de quién ha sido el causante de mi muerte: yo. Yo tomé la decisión, yo apoyé el cañón en mi cráneo, yo apreté el gatillo. Pretender que ha sido “la voluntad de Dios” sería blasfemo. Ha sido mi propia y pecadora voluntad, y eso nadie lo discute, hasta el punto de que tradicionalmente se niega sepultura en sagrado al suicida y se asegura, con más certeza (¿?) que de ningún otro pecador, su condenación eterna.

Dios omnipotente, sin duda, habría podido impedirlo. Habría podido suspender las leyes físicas por las que, al crearlo, decidió que se gobernase el mundo, hacer que esta vez la explosión no se produjese, o los gases no se liberasen, o no impulsaran a la bala cañón adelante. Habría podido “hacer” que alguien me interrumpiese en el momento crítico (¿cómo? ¿No somos libres? ¿Habría “obligado” a ese alguien a interrumpirme, quizas? ¿Lo habría “poseído” temporalmente para actuar a través de él? ¿Sabe alguien de alguien que alguna vez haya actuado así, “guiado” por Dios? ¿Sería hacer eso, por Su parte, respetar la libertad que Él mismo nos dio?) Pero todos los días suceden miles de suicidios y miles de asesinatos que Dios no impide. Dios no dio al mundo unas leyes físicas para luego saltárselas, ni al hombre una libertad para luego no respetarla. Dios nos ha hecho libres, ha dejado el mundo, el Universo todo, su Creación, en nuestras manos y en las de unas leyes físicas inmutables, o que a mí no me consta que jamás hayan suspendido su vigencia. Si me pego un tiro, no es la voluntad de Dios, sino la mía. Si un asesino me apuñala, no es la voluntad de Dios, sino la del asesino. Si un conductor temerario se estrella contra mi coche y muero, no ha sido la voluntad de Dios, sino la imprudencia del conductor, las leyes de la física, las necesidades de mi cuerpo. Si sobrevivo, tampoco puedo decir que Dios me ha salvado la vida. Sería tanto como decir que se la quitó a todos los que no sobrevivieron. Si contraigo el tifus y muero, no ha sido la voluntad de Dios. Ha sido la falta de higiene del agua, la actividad del microorganismo en mi cuerpo.

No podemos, aunque creyentes, mantener simultáneamente que existen y funcionan nuestra libertad y las leyes físicas cognoscibles y estudiables por las que se rige el Universo, y que lo que pasa es “voluntad de Dios”. El supremo acto de amor de Dios al Mundo –a nosotros- fue abdicar de su poder sobre él, renunciar a usarlo. Esa es la condición de nuestra libertad, y nuestra libertad sí que es voluntad de Dios. No que llueva o deje de llover, que haya o no terremotos, que se estrellen o no los coches, que se cure o no el cáncer, que toque o no la lotería, que pisemos o no el cuchillo: sí que seamos libres. El mundo está en nuestras manos, funciona como nosotros lo hagamos funcionar, pasará en él lo que nosotros, de acuerdo con las leyes físicas que lo gobiernan y con nuestra voluntad, hagamos que en él pase. Esa SÍ es la voluntad de Dios: que seamos libres y responsables, que sea nuestra voluntad la que gobierne el mundo. “Dios crea el Mundo como el mar la playa: retirándose”. Esa es la única verdad cristiana, eso significa la Cruz de Jesús: que el mundo funciona, exactamente, con arreglo a NUESTRA voluntad, no a la suya. Por eso somos responsables, porque somos libres, porque somos nostros los que decidimos, no Él. Él decidió no decidir y dejarlo todo en nuestras manos.

El cuchillo que pisas está ahí porque alguien lo puso, o porque se cayó, - la ley de la gravitación universal- y porque nadie lo quitó luego. Tú lo has pisado porque tu cerebro, consciente o no, pero él solito, ha ordenado a tu pie pisar sobre ese lugar y sobre ningún otro. Dios no juega a colocar cuchillos bajo los pies de nadie. Buscar a Dios no es jugar al escondite con un duende travieso que se divierte con nosotros provocando casualidades para poner a prueba nuestra fe. Para encontrar algo, la primera condición es saber qué buscamos. No encontraremos nunca a Dios si no empezamos por depurar nuestras ideas sobre Él.

Júbilo Matinal dijo...

Dije antes: "No podemos, aunque creyentes..." Dije mal. Habría debido decir: "No podemos, por creyentes...". Creer ASÍ en Dios es la única manera que yo concibo de creer en Dios. Un Dios que se contradiga a Sí mismo y a la lógica, un Dios arbitrario, que permita que rijan las leyes de la física, pero solo en tanto no le apetezca otra cosa, que nos haga libres pero nos maneje, que nos ame, pero nos ponga cuchillos bajo los pies por Sus Incognoscibles Motivos... Un Dios así es un sólido argumento a favor del ateísmo, y predicarlo, una eficaz forma de evitar que la gente crea en Dios.

Anónimo dijo...

Ha tornat el telepredicador españolista! Cura, arriba una nova creuada per a evangelizar als pobles empresonats en l'estat espanyol!

Amigo dijo...

Jubilo Matinal: dame una definición breve (por favor) de Dios. Qué es Dios para ti?
Oriol: este blog está escrito en castellano. Si no te importa exprésate en esa lengua, o puede ocurrir que sólo te entendamos unos pocos. Gracias.

Júbilo Matinal dijo...

Dios es mi Padre, mi Creador y el de todo lo existente.

Amigo dijo...

Pues entonces buscamos al mismo Dios. No me parece que usted tenga una opinión más depurada que la mía sobre Él.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Sigo con curiosidad sus elucubraciones. No así las del incómodo invitado que se expresa en una lengua que no conozco.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Y luego dicen que en Catalunya se censura el espanyol y aqui se censura la lengua en la que escribo. Que ironia

Amigo dijo...

Me empieza a aburrir su provocación, Oriol. Aquí no se censura nada. Puede usted escribir en chino mandarino, si quiere. Lo que no se permiten son insultos. Y si le gusta seguir provocando, allá usted, pero no insulte a nadie. Gracias.

Amigo dijo...

Me parece que está claro que este no es un blog de tema político, no sé qué empeño tiene en introducir un debate que está fuera de lugar aquí.