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- Nací una estruendosa noche de noviembre, según mi madre. Tal vez por eso fui un niño feliz: aquella noche no había luna, tronaba, pero ella me enseñó a amar cualquier cosa que formara parte de nuestra existencia.
miércoles, 29 de octubre de 2008
Encuentro inesperado
Todo el mundo tiene un pasado, musito en el autobús. Salvo los recién nacidos, me contesta la señora que está sentada a mi lado. Salgo de mi ensoñación. Fugazmente, reparo en sus ojeras, su nariz grande, su pelo escaso. Recién nacidos cristianos, añade. ¿Lo es usted? No, responde, lo es el sátiro de mi marido.
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